
Entrevista a Cristina Castillo de la escuela “Son do Mar”
Entrevistamos a Cristina Castillo directora de la escuela de surf “Son do Mar”, una escuela que no solo busca en sus alumnos el aprendizaje de surf, sino también la adquisición de una serie de valores relacionados con el medio natural en el que practican este deporte.
¿De dónde viene tu relación con el mar?
Mi relación con el deporte va muy vinculada de la mano de mi padre y de mi madre. Mi padre tenía una tienda de deporte y fue campeón de natación. Mi madre es profesora de educación física. Lo que recuerdo de cuando era pequeña era tener una tabla de natación y meterme en las orilleras y pasar olas. Luego, unos años más tarde, sí que empecé con el bodyboard, que era la actividad con la que estaba más en contacto y la más accesible para la edad que tenía. Íbamos mucho a las playas portuguesas y era lo que más veíamos.

¿Por qué te decantaste por el surf?
Pues he practicado muchos deportes. Desde judo a natación sincronizada. Me decanté por el surf en primer lugar, por estar en el medio natural, que al final eso de estar en la naturaleza es un lujo. Es un deporte comprometido. Necesitas horas de práctica. Es técnicamente difícil. Cada día que vas a la playa hay unas condiciones diferentes, hay una ola diferente, una fuerza diferente… y eso es atractivo y técnicamente es difícil, por lo que precisa de más esfuerzo, más dedicación pero es muy reconfortante.
¿Con quién solías surfear? ¿Había muchas chicas que practicaran este deporte? ¿Cómo surge la idea de montar una escuela de surf?
En el momento en el que me vi muy vinculada al surf, tanto como monitora y como instructora, fue estudiando la carrera. El primer año, hice un grupo de amigas, que eran vecinas, y aunque no éramos de la misma generación sí que compartíamos la misma ilusión por compartir momentos en el mar y olas. A día de hoy sigo conservando esas amistades.


A muchos chicos les llamaba la atención que una chica surfease. Y todavía era más increíble cuando veían a un grupo de chicas. Estuve muchos años vinculada a la familia de Vazva. Que tenían una escuela cuando casi no las había aquí. Cuando quisieron cerrar, yo tenía muy claro lo que quería hacer, me quería dedicar a esto, y gracias a la gente que tengo alrededor pues conseguí cumplir mi sueño. Que sigue cumplido hoy en día.
¿Qué tipo de clases y actividades ofrecéis en Son do Mar? ¿Son para todos los niveles?
En la escuela de surf Son do Mar, que la tenemos ubicada aquí en la Playa de Bastiagueiro, hacemos una división por temporadas, una de invierno y otra de verano. En verano lo enfocamos más a actividades de campamentos. Es decir, son semanas completas con el mismo horario que hace que haya un acercamiento más a la actividad y es más de iniciación. Es para niños más pequeños y hacemos tanto surf como skate. Esto tiene mucha repercusión porque estar una semana entera haciendo la misma actividad todas las mañanas es increíble. Así se forma un poco la escuela en verano.


Luego, en invierno, tenemos más cursos de temporada. Es decir, la gente viene en un horario, en un grupo, y tiene un seguimiento durante todo el año. También tenemos un grupo de entrenamiento de adultos que este año está funcionando muy bien. Es para gente que tiene un estancamiento y quiere mejorar, entonces, mediante vídeos y trabajo se consigue que vayan mejorando poco a poco.
¿Qué playa nos recomendarías para coger unas buenas olas aquí en Galicia?
Depende del nivel de cada surfista, pero yo recomendaría, para iniciarse, esta playa. Esta playa es ideal porque es súper plana y es una playa que aguanta mucho mar en invierno, en verano es más tranquila, más para los niños, por eso es ahí cuando hacemos los campamentos. Si tienes un poco más de nivel, aquí en Galicia, hay playas increíbles como Pantín, Costa Da Morte… Bueno, sitios increíbles. Aquí ir a una playa pequeña ya es una preciosidad. Entonces mi recomendación es viajar y conocer.

